Dragon Ball Club
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  Saga de Pilaf 02-05-2025 18:36 (UTC)
   
 

Gokú y Bulma parten hacia la búsqueda de las cuatro esferas del dragón restantes (acordémonos que él tiene una y Bulma tiene otra dos), para que de esta manera puedan invocar al dios dragón y ella cumpla su deseo... Pero, ¿cuál es su deseo? pues es sencillo: conocer a su príncipe azul, casarse y vivir felices para siempre (¡qué ternura!). Y ya desde el inicio de la búsqueda sufren el primer contratiempo: Bulma es raptada por un dinosuario para que serviera como plato principal en su comida (sí, un dinosaurio; ya sabemos que el mundo de Dragon Ball no se parece mucho a nuestro mundo; así que no se asombren si hay dinosuarios, niños con cola, dragones que cumplen deseos, etc); pero su nuevo guardaespaldas la salvó del aprieto con su báculo, al igual que la va a salvar muchísimas veces más en el resto de la historia. Sin embargo, Bulma no es la única persona que sabe del secreto de las esferas del dragón. En un remoto territorio vive un emperador cuya ambición es conquistar el mundo; su nombre es Pilaf y, aunque su apariencia ni su fuerza intimiden (es más, lo que dan es risa: es más enano y feo que cierto amigo mío cuyo Sebastián no quiero acordarme...), tiene en su poder una esfera del dragón, y aspira también reunir las siete para cumplir su anhelo de reinar en el planeta. Es por ello que envía a sus dos ayudantes: una muchacha y un perro-ninja, con la intención de que encuentran las esferas restantes.

Pero volvamos con el niño y la chica. Mientras seguían el rastro de una esfera con el radar, se encuentran en el camino a una tortuga de mar gigantesca. La tortuga les cuenta que está perdida y que desea volver al mar donde su amo. Gokú se conmeve y decide llevarla a su hogar (que está a muchos kilómetros de allí), a pesar de los ruegos de Bulma, que no es que le importe mucho el drama del animal. Al llegar a la costa, la tortuga le dice a Gokú que como agradecimiento traerá a su amo y éste le dará algo muy especial. Después de un rato, la tortuga vuelve con un viejito calvo y con lentes de sol; éste dice llamarse Roshi, y después de pensarlo un poco, le decide regalarle a Gokú su más preciado tesoro: la nube voladora; ésta es una nube (no te creo...) que tiene la capacidad de poder volar (¿sí?) pero cuya característica es que únicamente transporta a gente de buen corazón, por lo que el tal Roshi nunca la pudo usar (con las solas miradas que le echa a Bulma se confirma que su corazón es bastante verde...); pero Gokú, al ser un niño bueno y limpio de corazón (ahhh...), sí puede utilizarla. Pero ese no es el único regalo que les da Roshi: cuando ya se iban, Bulma se fijó que en el cuello el viejo tenía colgada ¡una esfera del dragón!; él, muy gentil y caballerosamente se la da con la condición de que le deje verla desnuda; ella acepta aunque dice que otro día, y se va rápidamente del lugar (con la esfera, por supuesto). Después de ello, Bulma y Gokú se encaminan a una aldea en donde creen que pueda haber otra esfera, pero la aldea está desolada y no hay nadie por los alrededores. Entonces descubren que no es que esa aldea fuera un "pueblo fantasma", sino que los aldeanos estában escondidos de un monstruo que hace tiempo los estaba aterrorizando. Pero el monstruo no mataba, ni destruía ni nada por el estilo (como hace un buen monstruo); lo que hacía era que periódicamente iba a la aldea y raptaba a una chica para llevársela a su fortaleza; y ese día iba a venir a llevarse a otra. Entonces Bulma ofrece sus servicios (o más bien, los de Gokú) a cambio de que ellos le dieran la esfera que tenían, lo que los aldeanos aceptan. Cuando llega el monstruo, Gokú sale a recibirlo y a pesar de su feroz tamaño y apariencia, el niño lo derrota con extrema facilidad, con lo que se revela la verdadera identidad del secuestrador: era un cerdo. Éste, que se llama Ulong (aprovecho ahora para pedir excusas si la escritura de éste y los demás nombres, ataques, lugares, etc, es incorrecta, ya que como escribo es la manera como creo que es; y como yo ni idea de hablar japonés...), dice que tiene la capacidad de transformarse en cualquier cosa durante cinco minutos y que raptaba chicas porque éstas nunca le pondrían atención (¡y quién sí!). Al final, Bulma recibe la esfera, las chicas (que por cierto vivían como reinas aprovechándose del pobre marrano) son liberadas y Ulong "decide" unirse a Gokú y Bulma en la búsqueda de las esferas.

Ya con cinco esferas y buscando la sexta, Gokú y los otros son interceptados en el desierto por un ladrón de caminos llamado Yamcha y su ayudante, un ¿gato? volador llamado Puar, que conoce al cerdo ya que también tiene la capacidad de transformarse en lo que sea (ambos asistieron a la misma escuela de metamorfosis). Gokú sale a enfrentar al ladrón, y ambos se trenzan en una pelea bastante pareja e interesante, en la que al principio Yamcha parece tener la ventaja con su técnica llamada "el ataque del lobo"; pero Gokú se recupera, y le conecta un ataque tal que le rompe la dentadura a su rival. Pero cuando éste iba a volver a atacar a Gokú, ve a Bulma y se paraliza por completo (esto debido a que Yamcha es extremadamente tímido con las mujeres, y no puede ver una sin que le dé la "chiripiorca"); lo que le da tiempo a aquellos para huír del lugar. Pero Yamcha quiere vengar a sus dientes caídos y los sigue; y es cuando se entera de la existencia de las esferas, lo que le da pie a la decisión de robarlas, ya que así podría pedir como deseo que se le quitara esa pena que sufre cuando ve chicas; mas su intento es fallido, ya que confunde las esferas con las dos... esferas de Bulma (ustedes saben a que me refiero), lo que casi lo mata de un ataque al corazón (si le da un shock ver a una chica a dos metros, como será tocarle las dos... esferas). Pero el ladronzuelo no es el único en querer robar las esferas de Bulma (las del dragón, no las otras); los ayudantes de Pilaf ya se han dado cuenta de la competencia que tienen en la búsqueda de las esferas, por lo que intentan sustraer las susodichas; pero sus intentos también fallan, por lo que tanto Yamcha como los sirvientes de Pilaf (por separado, por supuesto), deciden esperar que Bulma reúna todas las esferas antes de volver a intentar quedarse con ellas.

La búsqueda continúa, y la siguiente esfera parece estar en un castillo rodeado por unas inmensas llamas. Y en eso estaban cuando aparece un gigante que los ataca sin dar razones. Gokú consigue detenerlo (con muchísima dificultad) y el gigante, al darse cuenta por su manera de pelear que aquel niño es el nieto de Son Gohan (así se llamaba el abuelo del chico), detiene su arremetida, comentándoles que conoció al abuelo de Gokú ya que ambos fueron compañeros de entrenamiento. El gigante, que se llama Ox Satán, les dice que está allí ya que las llamas no le permiten ingresar a su castillo; por lo que mientras él se quedaba allí evitando que cualquier intruso se acercara al lugar, envió a su hija Milk a que buscara a su maestro ya que éste es él único capaz de apagar las llamas; pero Milk lleva mucho tiempo fuera y posiblemente no ha encontrado al tipo y está perdida. Pero lo que más los asombra, fuera de la irresponsabilidad de semejante padre que deja a su pequeña hija sóla, es que el tal maestro es nada más y nada menos que Roshi. Entonces Bulma, que en todo ve negocio, le ofrece a Ox Satán que Gokú fuera a traer a Roshi (y de paso a su hija) a cambio de que él les diera la esfera que estaba en su castillo. El gigante acepta y Gokú parte en su nube en busca de ambos. El chico rápidamente encuentra en el camino a Milk, la cual inmediatamente queda prendada de él; y finalmente hallan a Roshi, al cual le explican la situación y acepta ir a ayudar a su discípulo. Ya de vuelta en el castillo, Roshi comienza a reunir energía de una manera asombrosa, desprendiéndola por todo su cuerpo (a esta energía interna es a lo que de ahora en adelante llamaremos ki); entonces, junta las manos y lanza una gran cantidad de energía, que apagó completamente las llamas, aunque la fuerza se le pasó un poquito y ya que también ¡destruyó el castillo!. De todas maneras Ox Satán le entrega a Bulma la sexta esfera, agradeciéndole por los "favores" recibidos. Gokú, que había estado observando atentamente lo hecho por el maestro de su abuelo, lo ensaya y produce una pequeña cantidad de energía, que aunque nada comparable con lo hecho por Roshi, asombra a éste, ya que afirma que a él le tomó años hacer por primera vez el Kame-Hame-Ha (que así se llama la técnica), mientras que a Gokú sólo le tomó unos minutos; es por ello que hace prometer al chico que cuando termine la búsqueda de las esferas vaya a entrenar con él. Pero esa no es la única promesa que le sacan a Gokú en ese día: durante el viaje Milk, que como había dicho estaba enamoradísima de Gokú, le hizo prometer que cuando ambos crecieran ¡se casarían!; y Gokú, que no sabía ni siquiera que era "casarse", había aceptado (el pobre tampoco sabía que a las mujeres no se les olvida nunca. nunca, nunca una promesa; sobretodo si es acerca de matrimonio).

Pero sigamos. Bulma ya tenía seis de las esferas y cada vez veía más cerca la hora de su deseo. Pero en un descuido, los sirvientes de Pilaf les robaron las seis esferas y destruyen su transporte, huyendo hacia el castillo. Yamcha, que había estado observando todo desde hacía tiempo, se ofrece a llevarlos (tan comedido el muchacho...), aunque sigue escondiendo sus verdaderas intenciones.Ya en la fortaleza de Pilaf, el cual los estaba esperando, todos intentan recuperar las esferas, pero inevitablemente terminaron siendo capturados por el enano emparador en una celda, aparentemente irrompible; tanto que Shen Long, el dios dragónGokú apenas logró, con un Kame-Hame-Ha, hacerle un pequeño orificio a la pared de la celda. En ese momento Pilaf ya había reunido las siete esferas e invoca a Shen Long (el dios dragón). Bulma, como último recurso, le pide a Ulong y a Puar que se transformen para que puedan salir por el orificio; ambos lo hacen, y el cerdo logra adelantársele a Pilaf, pidiéndole al dragón, como deseo, recibir algo con qué enamorar a Bulma (¡Dios mío!; ¿pero es que acaso el único con un buen deseo es Pilaf?); el deseo es concedido y Ulong recibe unas ¡pantaletas de mujer!, con lo que al menos lograron prevenir que el emperardorsillo pidiera su malvado deseo. Entonces Shen Long se despide y las esferas se convierten en piedra, dispersándose por todo el planeta.

Pero mientras todo esto sucedía y Bulma y Yamcha observaban atentamente por el pequeño orificio, Gokú (ajeno a la situación) mira el cielo y ve la luna llena por primera vez en su vida (minutos antes les había contado que su abuelito antes de morir le había prohibido mirar la luna: ya veremos por qué). De pronto empieza a convulsionar y su cuerpo comienza a crecer y a transformarse en un simio gigantesco, el cual con su tamaño logra romper los muros de la celda y empieza a destruír todo a su paso. Pilaf y sus sirvientes, horrorizados al ver el simio, huyen despavoridos del lugar (el pobre fue por lana y salió trasquilado: sin deseo y sin castillo). Pero el gigantesco mono es completamente irracional, y ataca a sus amigos, los cuales hubieran muerto sino es por la correcta idea de Yamcha de cortar con su espada la cola del simio-Gokú, el cual comienza a reducir paulatinamente su tamaño, hasta volver a ser el normal. Después de un rato, Gokú despierta y todos descansan al ver que volvió a ser el mismo niño de siempre, aunque él afirma no acordarse nada de lo que sucedió (ahí es cuando se dan cuenta que en verdad Gokú fue quien mató a su abuelito, al transformarse en ese simio un día de luna llena; pero por algún motivo él no recuerda nada después de que vuelve a la normalidad). Gokú lamenta que Bulma no haya podido cumplir su deseo; pero ésta, mirando con otros ojos a Yamcha, afirma que ya no lo necesita (incluso Yamcha piensa para sí que ya no necesita tampoco pedir que le quiten la timidez, ya que con todo lo que había pasado al lado de Bulma, la fobia a las mujeres se fue solita). Además, pasaría un año hasta que las esferas dejaran de ser piedra y pudieran buscarlas con el radar del dragón. Entonces Gokú se despide de todos y les comenta que, como lo había prometido, iba a ir a entrenar con el maesto Roshi.

Gokú llega donde Roshi, listo para iniciar su entrenamiento. Pero en esos instantes llega también otro niño a la isla: dice que su nombre es Krilin, y que está allí también para entrenar con Roshi, ya que huyó del templo shaolín en donde estaba al ser el más débil y hazmereír del lugar. El maestro acepta entrenar a los dos chicos, no sin antes ponerles como prueba que le consiguieran una mujer... para que le cocinara y ayudara en la casa (malpensados, ¿para qué creían que quería la muchacha?), cosa que los dos niños hacen, no con pocas dificultades, trayéndole una chica llamada Lanch, cuya peculiaridad es que cuando estornuda cambia su pesonalidad bondadosa y apacible, por la de una criminal compulsiva. El entrenamiento empieza, y aunque es muy poco ortodoxo (buscar piedras, llevar caparazones a los hombros, arar campos, ser repartidores de leche), los resultados Gokú y Krilin entrenandose van viendo con el tiempo, lo que enorgullece a Roshi, que ve el gran potencial de sus dos discípulos, pero sobretodo el de Gokú que, como era obvio, superaba al de su compañero (lo que provocaba al principio celos y envidia en éste; aunque con el tiempo lo aceptó y se volvieron los mejores amigos). El entrenamiento duró su buen tiempo, y al cabo de esto, Roshi les puso su primera gran prueba para demostrar todo lo aprendido: participar en el Torneo de las Artes Marciales. Éste torneo, realizado cada tres años, es el más importante del planeta, y allí se reúnen los más fuertes peleadores del mundo para dirimir quien es el mejor de todos (es más, Roshi lo ganó varias veces en su juventud). Ellos, al saber todo esto, aceptaron e inmediatamente partieron hacia la isla donde se realizaba el evento.

Krilin, Gokú, Roshi y Lanch llegan al lugar del torneo e inmediatamente los chicos se dispusieron para disputar las preliminares. Krilin no estaba muy seguro de que su nivel fuera el suficiente para siquiera ganar una pelea, pero sus dudas se disipan cuando con un pequeño golpe manda a volar (literalmente) a su contendor, que por cierto era uno de sus ex-compañeros en el templo; y fácilmente clasifica a las finales, al igual que Gokú. Pero ellos no eran los únicos conocidos que llegaron al torneo: Bulma, Ulong y Puar estaban allí para apoyar a su viejo amigo y para acompañar a Yamcha, que acordémonos se había ido a la ciudad con Bulma y al enterarse que Gokú iba a estar en el torneo, se entrenó fuertemente durante esos años y estaba listo para enfrentarse con todo con su antiguo rival. Las finales comienzan y tanto Krilin como Gokú pasan a las semifinales, aunque ambos tuvieron sus contratiempos; el uno debido al mal olor de su contendiente, y el segundo debido a que éste era un dinosaurio que podía volar; aunque él tambien lo hace ya que su cola había vuelto a crecer y la utilizó como hélice. Pero Yamcha se quedó en el camino, siendo eliminado por un viejo llamado Jackie Chun, que no tuvo ningún contratiempo en evitar el "ataque del lobo" de Yamcha, que tantos problemos le causó a Gokú cuando éstos se enfrentaron; el otro semifinalista es un hindú bastante poderoso llamado Nan, que derrotó a una chica algo pendenciera. Las semifinales quedaron arregladas así: Krilin contra Jackie Chun y Gokú contra Nan; ahora sí la cosa se pone interesante.

Pero antes de las peleas Yamcha, que ya sabemos fue derrotado por Chun, siente cietas dudas acerca de la identidad de éste, ya que asegura que en verdad él es ¡Roshi!; y sí, en verdad la fisonomía, su poder y manera de pelear eran exactas a la del maestro. Jackie lo niega y los logra convencer a él y a Krilin y Gokú que no es el tal Roshi; pero la corazonada de Yamcha es cierta, y en verdad es el maestro quien está peleando (sólo que no desea que sus discípulos sepan, ya que quiere evitar que sí alguno de ellos gana, se llene de vanidad y no siga entrenando como debe). Pero en fin, las batallas comienzan. En la primera, Krilin ataca con todas sus fuerzas, pero Chun (o ya sabemos que es Roshi) lo evita con extraordinaria rapidez; pero Krilin no se queda atrás y logra dejar al viejo casi fuera del cuadrilátero (es bueno recordar que para ganar un combate hay tres formas: sacar al oponente del ring, que éste se rinda, o dejarlo K.O.); pero Jackie es mucho más sagaz, y logra dejarlo fuera, ganando la batalla. La segunda pelea es aún más disputada, y no se ve un claro ganador hasta que Nan, con su poderoso ataque aéreo, deja a Gokú inconsciente; pero éste logra sobreponerse y evita el siguiente ataque de su oponente, dándole después una dosis de su propia medicina y lo vence. Así pues Chun y Gokú se enfrentarán en la final; maestro y discípulo (aunque éste no lo sepa).

Gokú vs Jackie Chun (o el maestro Roshi)La pelea comienza y es grandiosa. Ninguno de los peleadores da ventajas y los ataques de uno u otro son correspondidos con fiereza. Gokú realiza la técnica de las imágenes (que consiste en moverse tan rápido que se forman distintas imágenes de sí mismo, sin que se pueda determinar fácilmente cual es la verdaera) y pone un poco en aprietos a Chun; pero éste también la sabe (porque al fin de cuentas fue quien se la enseñó ¿o no?) y le da una taza de su propio chocolate (yo con mis refranes...). La pelea continúa sin un posible ganador, y cada vez se hace más de noche. Jackie utiliza una serie de técnicas un poco tontas (como hacerse el borracho), pero el chico siempre logra salirse del aprieto en que se mete. Entonces el viejo decide acabar de una vez por todas con la pelea y prepara un poderoso Kame-Hame-Ha, lo que asombra a los espectadores ya que creen que el único que puede hacer esa técnica en el mundo es el maestro Roshi (pero ninguno cae en cuenta; que inteligencia, señores...); pero los asombra aún más al ver que Gokú también lo lanza, y a diferencia del que hizo en la montaña de fuego o en el castillo de Pilaf; éste sí que es poderoso, igual al de Jackie, por lo que los poderes chocan y se anulan. Entonces éste decide jugar su más poderosa carta e hipnotiza al chico; Chun comienza a darle una soberana paliza y cuando parecía que todo iba a acabar, Bulma y los otros se dan cuenta horrorizados que Gokú ha visto directamente la luna y se transforma en el terrible monstruo, comenzando a destruír el lugar. Jackie intenta deterlo, pero sus esfuerzos son totalmente inútiles ante la fuerza del simio; entonces se da cuenta de la fuente del problema y realiza un Kame-Hame-Ha hacia la luna, ¡destruyéndola por completo!, con lo que Gokú vuleve a la normalidad, y al rato recupera la conciencia (aunque como siempre ha olvidado todo lo ocurrido). La pelea continúa en una plataforma totalmente maltrecha y llena de escombros, y de nuevo no hay ventajas para ninguno, ya que ambos están sumamente cansados; entonces, y en un ataque con lo poco de energía que les queda, Jackie y Gokú se golpean simultáneamente con una patada y quedan los dos inconscientes. El árbitro decreta que el que primero se levante y diga que es el ganador, pues ese será (¿de verdad?). Pues bien, y siguiendo un final estilo Rocky VI, Gokú se logra levantar pero no consigue decir la frase completa y cae otra vez inconsciente; lo que aprovecha Chun, quien si dice la frase completa, adjudicándose así el 21° Torneo de las Artes Marciales.

Gokú es reanimado por sus amigos y es felicitado por todos por su gran esfuerzo a pesar de la derrota; incluso por su maestro, quien rápidamente se quitó el disfraz y volvió a ser el viejo pervertido de siempre. Todos deciden ir a celebrar a un restaurante por lo bien que le fue a los discípulos de Roshi; pero éste no contaba con Gokú come por diez, y el maestro tuvo que gastarse mil dólares en la comida, exactamente los mil dólares que había ganado como premio en el torneo (pobre hombre tan de malas...). Todos estaban felices y alegres, por ese chico que habían conocido gracias a las esferas del dragón. Pero hablando de ellas, ¿en dónde diablos quedó la esfera de cuatro estrellas, la de su abuelito?

 

 
 
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